Violencia de genero


Y esta mujer…
Esta mujer herida
Se desangra por dentro
Mucho más que por fuera
Los zarpazos
Sobre la piel del alma, y el cerebro,
Sin rasgos aparentes
Se traducen en íntimos lamentos
La agobiante tristeza de los ojos
Es su único reflejo
Que intenta reprimir bajo los párpados
O en miradas lejanas, o hacia el suelo
Teme ser descubierta, su ignominia
La condena al encierro
¿Y cada contusión, cada hematoma
pregonando el abuso de su cuerpo?
Lo intenta camuflar bajo sus prendas
De mangas largas, pantalón vaquero
Gafas oscuras, tenue maquillaje
O ocasional mentira
 Los espejos le gritan la verdad cada mañana,
Mas no sabe acallarlos, sí temerlos.
No sabe si odia o si ama todavía,
Su única realidad, dolor y miedo.
Se abre la puerta y el terror se instala
Al fondo de sus ojos. es un fuego
Reduciéndose a brasa en sus ausencias
Despertando en angustia a sus regresos
Su soledad es mal menor

Supone cierta paz en su mínimo universo
La paz que nos circunda
Tras la explosión del trueno
Pero al llegar la bestia, es la tormenta
Que amenaza de nuevo
Sin saber cómo o cuándo caerá el rayo,
Pues siempre habrá un pretexto

La bestia no razona, es fuerza bruta,
Tratando de ocultar ciertos complejos
Que lo hacen inferior, y sólo el puño
Resuelve sus problemas
En los medios de trabajo taberna diversiones
Utiliza el disfraz del hombre recto
Sonriente y amable, o ingenioso,
No la piltrafa que es bajo su techo
Y esta mujer…
Esta mujer herida,
No se sabe si más en alma o cuerpo
Se estremece a la vuelta de la llave
E inmersa en sus quehaceres hogareños
Contará los minutos hasta la próxima explosión
Ni el beso ni la palabra tímida
O la media sonrisa en desaliento
Lograrán detener la ira maldita
Que ha de estallar, porque no tiene freno
Él grita y ella calla
Los golpes le enseñaron que el silencio
Es, aunque tenue, su única defensa
Ambos niños contienen el aliento
Tras la puerta entreabierta del pasillo
Tantas veces testigos de un infierno
Que no entienden
 ¿Y quién lo entendería?
Ese será tal vez su gran secreto
Como lo es de su madre
Y en sus noches, quizá, los mismos sueños
De la bestia feroz que los persigue
Los encadena, los mantiene presos
La bestia es animal polivalente
Hace el amor, o tal vez sólo el sexo
¿Amante o semental?
 Su rol de macho no admite dudas
Pero sí el grotesco resultado obtenido
De nueva posesión, ahora en el lecho
Víctima, una vez más, sobrecogida
La mujer es violada…por el miedo
A ti, doctor, de aspecto respetable
Diestro en la aplicación del escalpelo
Pregunto:

 ¿Quién conoce la faceta
de tus puños sangrientos
Al reventar la piel de tu consorte
En accesos de rabia? te desprecio
Y tú, gerente de oficina, absorto
En estados de cuentas, en los precios
De ofertas y demandas
En contratos y acuerdos
Tu imagen impecable en el trabajo
No es la que entra en tu casa, a tu regreso
Si no la del inculto delincuente
Que emplea la violencia como medio
Tú, catedrático, escritor, esteta
Egregio caballero
Del arte, la belleza, la elegancia
Proclamando en tu clase o documentos
Gracia, donaire, amor, delicadeza
La inefable cadencia del requiebro
La magia del eterno femenino
¿Cómo en casa eres furia y atropello?
¿Sólo con el endeble te haces fuerte?
Si lo que haces es justo, ¿a qué el secreto?
Y tú, albañil, burócrata, tratante
Mecánico, taxista, carpintero
Presumiendo de macho en la cantina
Mas sin saber qué hacer con el cerebro
Si piensas con los puños, como en casa
Quisiera ir a tu encuentro
Y obsequiarte un monólogo de golpes
Con el mensaje idéntico
Que inculcas a tu esposa con frecuencia
Repugnante, maldito carnicero
Tales aberraciones
Abarcan el espectro
De niveles de vida altos y bajos
De nobles y plebeyos
De proletarios y capitalistas
De intelectuales y de analfabetos
Porque la bestia extiende su maraña
Sobre todas las clases y abolengos
La mujer maltratada, recelosa
Se oculta entre visillos por el miedo
Y la debilidad, y la vergüenza
Desde la torre de la iglesia, al viento
Doblarán las campanas
Preguntarán las gentes quién ha muerto
Y un nombre ha de sonar, uno de tantos
Y nadie lo creerá, sino el grotesco
Señor de luto con fingida pena
Y la hipócrita lágrima en el gesto
¿No ha de haber la justicia de una daga
que le atraviese el pecho?


A mi madre y a su memoria...Descripción: http://www.poesiadelmomento.com/2012/spacer.gif

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